En las laderas del Himalaya crece el dinero de Japón
El paisaje es espectacular en este rincón del este de Nepal, entre las montañas más altas del mundo y las plantaciones de té del distrito indio de Darjeeling, donde crecen raras orquídeas y los pandas rojos juegan en las exuberantes laderas.
Pero la vida puede ser dura. Los animales salvajes destruyeron los cultivos de maíz y papas de Pasang Sherpa, un agricultor nacido cerca del Everest. Sherpa abandonó esas plantas hace más de una decena de años y recurrió a la cría de una que parecía tener poco valor: el argeli (Edgeworthia gardneri), un arbusto de hoja perenne y flores amarillas que se encuentra silvestre en el Himalaya. Los granjeros lo cultivaban para hacer vallas u obtener leña.
Sherpa no tenía ni idea de que la corteza arrancada del argeli se convertiría un día en dinero puro: el resultado de un comercio inusual en el que uno de los lugares más pobres de Asia suministra un insumo primario para la economía de uno de los más ricos.
La planta de argeli crece de forma silvestre en el Himalaya. Antes de que Japón empezara a comprarla como moneda, su principal uso en Nepal era para hacer leña o cercas.