París busca organizar los Juegos Olímpicos desde una visión ecológica
¿Cómo se organiza un evento deportivo internacional en el que millones de personas visitan una ciudad en la era del calentamiento global?
Esa es la prueba para los Juegos Olímpicos de París 2024 este verano.
Los organizadores afirman que están sometiendo a las olimpiadas a una dieta climática. Según ellos, estos Juegos Olímpicos no generarán más que la mitad de las emisiones de gas de efecto invernadero de los más recientes. Eso significa ser muy estrictos con todo lo que produce las emisiones que calientan el planeta: electricidad, alimentos, construcciones y transporte, incluido el combustible que quemarán los aviones que serán utilizados por los atletas y aficionados para viajar desde todas partes del mundo y llegar hasta la ciudad organizadora.
Por su naturaleza, un evento al que acuden 10.500 atletas y cerca de 15 millones de espectadores va a tener un costo en términos medioambientales. Y eso ha hecho que quienes adoran las olimpiadas pero odian la contaminación sugieran que el evento se reparta en las instalaciones ya existentes en todo el mundo con el fin de que no se necesiten tantas edificaciones nuevas y viajes en avión. Por esa razón, la cita deportiva de París está siendo vigilada con mucha atención.
La ciudad le está dando más espacio a las bicicletas y menos a los automóviles. Está eliminando los enormes generadores que funcionan con diésel, un elemento básico de los grandes eventos deportivos. Está planeando menús para los huéspedes cuyo cultivo y cocción no generen tanta contaminación como las típicas comidas francesas: con más vegetales y menos carne a la pimienta. También habrá paneles solares que floten de manera temporal sobre el río Sena.
Pero tal vez la medida más importante que han tomado los organizadores sea lo que no están haciendo: construir. Al menos, no tanto.