México es clave para que EE. UU. conquiste el mercado de gas de Asia
Tan pronto como el próximo año, la industria de los combustibles fósiles de Estados Unidos tendrá su primera incursión en un atajo valioso para venderle gas natural a Asia. El atajo atraviesa México.
La nueva ruta podría reducir a alrededor de la mitad los tiempos en los trayectos a países de Asia ávidos de energía al canalizar el gas a una terminal naviera en la costa del Pacífico de México, con lo que se evitaría un Canal de Panamá afectado por la saturación de tráfico y la sequía.
La terminal simboliza un enorme cambio que está en proceso en el comercio de gas, uno que influirá en el uso de combustibles fósiles en todo el mundo por décadas y tendrá consecuencias en los esfuerzos contra el cambio climático.
El auge del fracking o fracturación hidráulica ha convertido a Estados Unidos en el mayor productor y exportador de gas del mundo. Al mismo tiempo, el resto del planeta ha empezado a utilizar cada vez más gas —en centrales eléctricas, fábricas y hogares—, en parte para alejarse de combustibles contaminantes como el carbón y el petróleo. La demanda está creciendo, especialmente en China, India y los países del sudeste asiático de rápida industrialización.
En México, la acción se centra por ahora en una terminal de gas, Energía Costa Azul, que originalmente se diseñó para enviar gas hacia la otra dirección: durante más de una década ha descargado gas de buques cisterna asiáticos y lo ha conducido a California y Arizona para quemarlo y producir electricidad.
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